El Espacio (III) Supernovas

La explosión de una estrella es el fenómeno más luminoso del universo.
En épocas pasadas llegó a poder verse alguna muerte estelar a simple vista, cuando de repente aparecía en el cielo nocturno una brillante estrella nueva (una “nova”) cuya aparición los antiguos astrónomos no podían explicar. Estas novas, visibles en el cielo durante días, semanas o meses, volvían a desaparecer progresivamente, dejando a los observadores intrigados sobre su naturaleza.
Por lo general, sin embargo, las novas y supernovas ocurren tan lejos que no podemos verlas a simple vista y sólo son detectables a través de los telescopios. Se tiene noticia de bastantes novas y supernovas cada año, pero sólo algunas están a una distancia que permita obtener imágenes espectaculares.

En 1987 una supernova estalló causando un espectacular anillo de restos incandescentes que pudo ser bien fotografiado por los astrónomos.
Esto es lo que vemos justo después de la repentina explosión de una gran estrella. Si había algún planeta habitado orbitando en torno a ella, sólo cabría compadecernos de sus moradores.


Una nube de restos incandescentes procedentes de una nova es casi siempre un fenómeno de inconmensurable belleza, algunos ejemplos:
Supernova Magallanes


Nebulosa del Cangrejo

No todas las estrellas mueren con una gran explosión. Decíamos que las estrellas, en su vejez, suelen expulsar parte de su materia al exterior. Algunas sencillamente expulsan casi todo su contenido y al final no explotan sino que quedan reducidas a estrellas enanas rodeadas de sus propios despojos.
Por ejemplo la Nebulosa del Anillo donde vemos ya con claridad la enana blanca en su centro que está iluminando el aro de materia desprendida.
Nebulosa del Anillo

Estas nebulosas pueden llegar a formar intrincadísimas formas de una enorme belleza.
A continuación un par de ejemplos.
Nebulosa Ojo de Gato

Nebulosa del Esquimal