Lilit o Lilith (del hebreo: לילית) es una figura legendaria del folclore judío, de origen mesopotámico. Se la considera la primera esposa de Adán, anterior a Eva. Según la leyenda , abandonó el Edén por propia iniciativa y se instaló junto al mar Rojo, uniéndose allí con Samael, que se convirtió en su amante, y con otros
demonios. Más tarde, se convirtió en un demonio que rapta a los niños en sus
cunas por la noche y se une a los hombres como un súcubo, engendrando hijos (los lilim) con
el semen que los varones derraman involuntariamente cuando están durmiendo (polución nocturna). Se la representa con el aspecto de una
mujer muy hermosa, con el pelo largo y rizado, generalmente rubia o
pelirroja, y a veces alada.
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Lilit en la Biblia
La única mención
en la Biblia de
dicha criatura aparece en Isaías 34:14:פגשו ציים את־איים ושעיר על־רעהו יקרא אך־שם הרגיעה לילית ומצאה לה מנוח׃. En la Biblia de Jerusalén el pasaje se traduce como: «Los
gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí
reposará Lilit y en él encontrará descanso». En la Vulgata לילית se tradujo por Lamia,
equivalencia que se conserva en algunas traducciones modernas, como la de Nácar-Colunga: «Y las bestias monteses se
encontrarán con los gatos cervales, y el peludo gritará a su compañero: la
lamia también tendrá allí asiento, y hallará para sí reposo». Otras
versiones, en fin, traducen el término como ‘criatura nocturna’ o ‘lechuza’.
Al tratarse de un término que aparece testimoniado en una sola ocasión (hápax
legómenon), no resulta posible saber con certeza si para el autor del texto
לילית era un nombre propio o común, y en este último caso, si se
trataba de una criatura sobrenatural o de una rapaz nocturna.
El profesor G.
R. Driver opina que la palabra hebrea (li·líth) deriva de una raíz que denota
“toda clase de movimiento de torsión u objeto retorcido”, tal como la palabra
relacionada lái·lah (o lá·yil), que significa “noche”, da a entender un
“envolver o rodear la tierra”.
Blair (2009)
sostiene que las ocho criaturas mencionadas en Isaías 34:13-16
son todas animales naturales.
La leyenda de Lilit
El origen de la
leyenda que presenta a Lilit como primera mujer se encuentra en una
interpretación rabínica de Génesis 1, 27. Antes de explicar que Yahveh dio a Adán una
esposa llamada Eva,
formada a partir de su costilla (Génesis 2:4-25), el texto dice: «Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a
imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó». Si bien hoy suele
interpretarse esto como un mismo hecho explicado dos veces, otra interpretación
posible es que Dios creó en primer lugar una mujer a imagen suya, formada al
mismo tiempo que Adán, y sólo más tarde creó de la costilla de Adán a Eva. La
primera mujer a la que alude Gn. 1, 27 sería Lilit, la cual abandonó a su
marido y el jardín del Edén.
La leyenda está
vinculada a una tradición mágico-religiosa judía: la costumbre de poner un
amuleto alrededor del cuello de los niños recién nacidos, con el nombre de tres
ángeles (Snvi, Snsvi, Smnglof).
El Génesis Rabba, midrás sobre el libro del Génesis, recopilado en el siglo V en Palestina, señala que Eva no existía todavía en el sexto día de la Creación. Entonces Yahvéh había dispuesto que Adán diese nombre a todas las bestias, aves y otros seres vivientes. Cuando desfilaron ante él en parejas, macho y hembra, Adán —que ya era un hombre de veinte años— sintió celos de su amor, y aunque copuló con cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. Por ello exclamó: «¡Todas las criaturas tienen la pareja apropiada, menos yo!», y rogó al Dios que remediara esa injusticia.
Según el Yalqut Reubeni, colección de comentarios cabalísticos acerca del Pentateuco, recopilada por R. Reuben ben Hoshke Cohen (muerto en 1673) en Praga:
“Yahvéh formó entonces a Lilit, la primera mujer, del mismo modo
que había formado a Adán. De la unión de Adán con esta hembra, y con otra
parecida llamada Naamá, hermana de Tubalcaín, nacieron Asmodeo e
innumerables demonios que todavía atormentan a la humanidad. Muchas
generaciones después, Lilit y Naamá se presentaron ante el tribunal de Salomón
disfrazadas como rameras de Jerusalén.”
Adán y Lilit
nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilit se sentía ofendida por
la postura acostada que él le exigía. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti?
—preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual».
Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilit, encolerizada, pronunció el
nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.
Saliendo del Edén fue
a dar a las orillas del Mar Rojo (hogar
de muchos demonios). Allí se entregó a la lujuria con éstos, dando a luz a los lilim.
Cuando tres ángeles de Dios fueron a buscarla (Snvi, Snsvi y Smnglof), ella se
negó. El cielo la castigó haciendo que muriesen cien de sus hijos al día. Desde
entonces las tradiciones judías medievales dicen que ella intenta vengarse
matando a los niños menores de ocho días, incircuncisos.
El novelista italiano de origen judío Primo Levi pone en boca de uno de sus personajes esta visión de Lilit:
“A ella le gusta mucho el semen del hombre, y anda siempre al acecho
de ver a dónde ha podido caer (generalmente en las sábanas). Todo el semen que
no acaba en el único lugar consentido, es decir, dentro de la matriz de la
esposa, es suyo: todo el semen que ha desperdiciado el hombre a lo largo de su
vida, ya sea en sueños, o por vicio o adulterio. Te harás una idea de lo mucho
que recibe: por eso está siempre preñada y no hace más que parir.”
Primo Levi, Lilít
y otros relatos, Barcelona. Edicions 62, 1989, p. 24.